El Principado de Asturias es una región de contrastes que vive entre lo rural y lo moderno, entre sus salvajes playas y sus altas montañas. Puedes comenzar el día subiendo una montaña nevada y acabarlo tomando el sol en una de sus playas.
En el centro de la provincia, donde la Ría de Villaviciosa muere en el mar, está la playa de Rodiles, de arena fina y dorada, poco frecuentada salvo en los meses de verano. Es una playa de aspecto salvaje, en la que tienes que cruzar un pinar y multitud de dunas para poder llegar al mar. Su ola es muy parecida a la de Mundaka, se coge también en bajamar, rompe de izquierdas, y es rápida, potente, y tubular. Comienza a romper dentro de la ría y puede continuar durante 100 metros.
Sus fuertes corrientes y la necesidad de fuertes marejadas para que rompa la hacen solo apta para surfistas experimentados. Puedes completar tu visita a Asturias bajando en piragua por el río Sella, subiendo hasta los lagos de Covadonga, a 1100 metros de altura, o haciendo la ruta del Cares, una caminata de 11 kilómetros a través de un camino tallado en la roca a lo largo de la garganta del rio del mismo nombre. Finalmente, si hay algo más que se debe hacer en Asturias obligatoriamente es el ritual de escanciar la sidra en cualquiera de sus bares y restaurantes, una práctica muy común en la región y que necesita de práctica para realizarse correctamente.