Latinoamérica es increíble, es un destino de olas paradisíacas, es un puto diamante en bruto al que todavía le queda mucho que ofrecer.
Las olas siempre existieron, no es un invento que haya llegado con Facebook o Instagram. Es algo que ha estado todo el tiempo, incluso antes de que al hombre se nos diese, como siempre, por montar.
Las olas son algo que lleva aquí mucho más tiempo que la raza humana. Nosotros no hemos descubierto las olas, nos las hemos encontrado.
Ahora mismo tengo la suerte de estar en uno de los destinos de surf más vírgenes y todavía por descubrir del planeta, El Salvador. Este país tiene una cantidad innumerable de olas increíbles y que bombean durante 365 días al año, una temperatura media de 30 grados, dentro del agua o fuera, y con un crecimiento exponencial.
De hecho, actualmente, el presidente recién electo de este país, Nayib Bukele, ha apostado por un proyecto que se llama Surf City. Una incitativa que pretende situar a El Salvador en el mapa de todos los surfistas de la tierra.
Un proyecto ambicioso y arriesgado al que el país invertirá en los próximos dos años más de 200 millones de dólares.
La primera piedra ya la han puesto, y ha sido traer un mundial ISA de SUP y Paddleboard a sus olas.
En esta ocasión ha sido el Surf City El Salvador ISA World SUP and Paddleboard Championship, una cita internacional que ha provocado la visita de 27 naciones representadas por más de 150 surFistas. Un altavoz que convertirá a este país de centro América en uno de los destinos más atractivos en los próximos años.
La playa en la que se está disputando este evento no es otra que la playa de El Sunzal. Una derecha increíble, larga, noble y en la que si quisieras podrías surfear en pelotas, la temperatura del agua te pide hasta que te arranques la piel.
Posiblemente el lugar más popular y visitado del país, destino de surf por excelencia, en la que el desarrollo del surf ha hecho de esta región un bastión del surf salvadoreño.
Además de esta conocida ola, se pueden encontrar infinidad de ellas; un ejemplo es en el kilómetro 59 de la carretera litoral. Un lugar perfecto, al que tienes que acceder con un coche todoterreno, y en donde puedes surfear unas de las mejores olas del país, la K59 y la K61.
En este país la comida es amazing, la gente encantadora y las olas, las olas son de puta clase mundial!
Un país estigmatizado por la violencia pero, la única que ves es la que los surfistas ejercen sobre las olas cada vez que las revientan. El Sunzal, es solo una pequeña muestra de lo que este país nos puede ofrecer.
A El Salvador, si no me hubiese traído un mundial de surf probablemente sería uno de esos destinos en la tierra que tardaría en descubrir.
La diosa fortuna, o el caprichoso destino, han hecho que acabe aquí. Han provocado que tenga la suerte de haber surfeado una de las olas más largas y nobles que recuerdo en los últimos meses.
Además, a esto hay que sumar que estoy teniendo la oportunidad de compartirlo con un gran equipazo, que hasta el momento llevan siete medallas; cuatro oros, dos platas y un bronce, el equipo nacional de SUP y Paddleboard.
Un equipo que ha hecho historia y que ha escrito una nueva página en la Federación Española de Surfing. Fuera de las siete medallas que han sumado en la disciplina de Race, el grupo humano que sale de este mundial es espectacular.
Sobre todo si resaltamos la medalla de oro que han conquistado en la prueba de relevos. Solo competían cuatro deportistas, pero los diecisiete surfistas que forman parte de la selección nacional han sumado en este resultado histórico para España.
Texto Víctor Gallego