Hace poco se disputó en la playa de Santa Cruz (Portugal), el campeonato de Europa de Surf. Tuve la suerte de hablar con los deportistas que allí se encontraban concentrados sobre uno de los tabúes del deporte en general, la derrota.
Esta realidad, que a veces a los deportistas les cuesta hablar o tratar, me dio una nueva dimensión de lo que implica un deporte tan individual como es el surf. En equipo, como decía la teoría de masas de Le Bon, la responsabilidad se diluye en el medio de la marabunta. En una actividad como es el surf, la responsabilidad y la emoción se queda impregnada en el deportista, única y exclusivamente suele repercutir en él.
El día a día que me tocó vivir en un campeonato con un tipo de formato en el que se suman puntos para el equipo, y en la playa te están esperando nueve miembros más, tal vez haya sido lo más parecido a lo que predecía la teoría antes mencionada. Perder se acababa diluyendo dentro de un equipo que te apoya y está a tu lado manga tras manga, para animar, para felicitar o para ayudarte a mejorar.
A raíz de esto, comenzó mi reflexión y mis ganas de escribir acerca de este tema que en vez de verlo como algo negativo debería de verse como un punto de inflexión. Algo que ayuda a los deportistas a mejorar, a exigirse más a sí mismos y en definitiva a ser más completos.
En un deporte como el surf sólo gana uno, no veintitrés, ni once, ni cinco, sólo uno de cientos. Depende del campeonato en el que estés compitiendo, pero de un total de cien a ciento cincuenta deportistas, por muchas mangas que pases o te clasifiques, al final sólo uno de ellos levantará el título de campeón.
En el surf no hay una oportunidad cada fin de semana, o entre semana de ganar un partido, se acumulan más derrotas que victorias a lo largo de la carrera de un surfista profesional. Salvo contadas celebridades, el surfista medio tal vez gane una quinta parte, por ser generoso, de las veces que pierde.
El tópico de que lo importante es participar es baladí, lo importante es salir lo más reforzado posible de cada resultado aunque se trate de una derrota. En la victoria, la emoción positiva y el subidón que proporciona a veces evita que seas crítico, que no analices cada uno de los errores que se cometen. Ya que al final has ganado, has cumplido el objetivo que te marcabas en la ronda 1, en la semana previa o en el momento en el que te inscribes en dicha competición.
Lo duro, lo que te convierte en un deportista top, es que cada derrota no la veas como un fracaso sino como una oportunidad de aprender, de ser mejor surfista y de seguir avanzando. Darse cuenta de que lo importante no es el destino, sino cómo llegas a él.
Todos los deportistas con los que crucé reflexiones compartían la misma. Todos habían aprendido más de no ganar un campeonato, de no pasar una manga, que de todo lo contrario.
Hubo quien me reconoció que la derrota es una relación de amor y odio, es algo que en el fondo es necesario. Al principio te enfadas con ella, pero si la sabes abrazar al final te hace más fuerte y la acabas queriendo. Cualquier deportista que ha llegado a lo más alto lo ha hecho porque detrás hay muchas más derrotas que victorias de las que aprendió.
Escrito por Víctor Gallego.