La Refracción juega un papel fundamental en las características finales de las olas en la rompiente. Como veremos en este artículo, se trata de un efecto derivado, por una parte, de las características intrínsecas del oleaje, como su período y, por otra, de las características del spot, más concretamente del perfil del fondo o batimetría. Para entender mejor lo que sigue es recomendable que leáis antes el artículo que publicamos hace un tiempo sobre el período del oleaje.
Antes de definir la refracción y analizarla en detalle, es útil distinguir entre aguas profundas, intermedias y someras (o poco profundas). Las olas son ondulaciones que se propagan por la superficie del océano que provocan un movimiento circular en un cuerpo que esté en reposo en la superficie (ver imagen 1).
Imagen 1: Las trayectorias circulares que describen los objetos flotando en la superficie del océano al paso de una ola. La gaviota se mueve primero hacia adelante (1) hasta que alcanza la cresta de la ola (2) y luego hacia atrás (3) hasta descender al seno (4), para finalmente moverse de nuevo hacia adelante y quedar en la misma posición de partida que tenía antes del paso de la ola (1). Así, la gaviota ha descrito una trayectoria circular estática.
Estas trayectorias circulares de las partículas del agua se transmiten hacia abajo, disminuyendo el radio de las trayectorias con la profundidad, hasta desaparecer. Si los movimientos circulares llegan al fondo:
– Lo remueven, aumentando la turbidez del agua. Por eso, para los buceadores la presencia del mar de fondo no suele representar buenas condiciones.
– Se produce un efecto de rebote hacia arriba (una especie de “acción-reacción”) que hace que parte de la energía vuelva hacia arriba y afecte a las olas que se desplazan en
la superficie.
Se considera que las trayectorias alcanzan el fondo cuando la profundidad es la mitad de la longitud de onda del oleaje. Por tanto, éste es el criterio para distinguir entre aguas profundas (en las que las olas no se ven afectadas por el fondo) y aguas intermedias y someras (que sí resultan afectadas).
En aguas intermedias y someras solemos decir que las olas “sienten” el fondo, porque su velocidad y su forma se ven afectadas. Por tanto las olas, al acercarse a la costa, comienzan a “sentir” el fondo, y como resultado de ello comienzan a frenarse y su perfil se muestra más “apuntado”, con lo que las líneas de la marejada (Swell, en inglés) aparecen más nítidas a medida que el frente de las olas se va acercando a la costa (imagen 2).
Imagen 2: La líneas de una marejada con períodos altos se aproxima a la costa. Las olas, al comenzar a sentir el fondo, empiezan a frenarse y su forma se modifica, volviéndose más apuntadas, y por tanto, más claramente visibles en esta perspectiva.
Como hemos visto, las olas se van frenando a medida que se acercan a la costa y la profundidad disminuye. El frente de onda, que sería más o menos recto en aguas profundas, comienza a curvarse a medida que la ola siente el fondo. Entonces, diferentes partes de un mismo frente de onda, que puede medir muchas decenas de metros de longitud, al atravesar una batimetría (perfil del fondo) cambiante tendrán diferentes velocidades, lo que provocará una curvatura del mismo. Este efecto se ve mejor en el esquema siguiente:
Imagen 3: Mecanismo básico de la refracción; diferentes partes de un mismo frente de onda (o de ola) van a diferentes velocidades, en función de la batimetría. La batimetría se muestra con líneas blancas discontinuas y las olas con franjas azules continuas más gruesas. El frente de onda se curva al encontrar cada vez menores profundidades.
Este efecto de curvatura del oleaje hacia las zonas menos profundas se conoce como refracción. En la imagen 4 se ve muy claramente el efecto de la refracción sobre una lastra de rocas que se extiende en profundidad. Se trata de un escenario muy parecido al mostrado en el gráfico de la imagen 3.
Imagen 4: La refracción en acción. Observad cómo el frente de onda se curva, “focalizándose” sobre las zonas menos profundas, en este caso una lastra de rocas. A ambos lados de la lastra las profundidades son mayores, acentuando el efecto de la refracción.
Como ya hemos indicado, las olas “sienten” el fondo cuando la profundidad es la mitad de la longitud de onda del oleaje. Esto quiere decir que las olas con mayores períodos sienten el fondo antes. La longitud de onda y el período del oleaje están directamente relacionados. Por tanto, olas con períodos altos sentirán antes el fondo y la refracción comenzará a actuar antes, a mayores profundidades. Esta dependencia que tiene la refracción del período es muy importante. Conociendo el período de pico de una marejada podremos estimar el efecto de la refracción sobre un spot en particular.
El efecto de la refracción, y por tanto de la batimetría, en el oleaje es fundamental para determinar el tipo de ola final que se producirá en la rompiente. Como hemos visto, refracción y período del oleaje están estrechamente relacionados. Las predicciones de oleaje de Todosurf muestran el período de pico del oleaje (imagen 5), que como hemos visto es un dato muy útil para estimar el efecto que la batimetría de nuestro spot tendrá en el oleaje.
Imagen 5: El período de pico en las predicciones de oleaje de Todosurf.
Por Gabi Pérez, Área de predicción de oleaje de Todosurf.com