La ola de La Enramada en Tenerife estaba amenazada por dos proyectos urbanísticos, uno que contemplaba la construcción de un Hotel con una playa artificial de arena traída de otras partes de la isla y espigones para proteger la playa, y otro proyecto que consistía en la construcción de un puerto deportivo.
Ante tal amenaza la asociación “Save the Waves Coalition” y la Federación Canaria de Surf trabajaron conjuntamente para evitar lo ocurrido ya con muchos otros spots de la isla, especialmente en la zona de las Américas. Ambas asociaciones se reunieron con representantes del Ministerio de Medioambiente, al los que insistieron en la necesidad de preservar los spots de la isla del devorador desarrollo urbanístico.
Tras estudiar la amenaza que suponían ambos proyectos el Ministerio de Medioambiente los rechazó finalmente y prometió estudiar la eliminación o rediseño de los espigones de Las Américas, así como estudiar alternativas que favorezcan el desarrollo turístico y la preservación de las olas.