Texto Víctor Gallego
En este segundo personajes de leyenda nos acercamos a la figura de una de las surfistas que tiene el honor de estar considerada una de las pioneras más importantes del surf femenino.
Isabel Letham (1899-1995) se cree, hay alguna controversia al respecto. Que esta instructora de natación fue la primera mujer en subir a una tabla de surf de tradición hawaiana. Fue con el padre del surf moderno Duke Kahanamoku en 1915 en la playa Freshwater, Sídney.
En los escritos del Capitán Cook en 1767 ya se hablaba y relataba como durante su viaje a las islas hawaianas, había visto a hombres y mujeres deslizarse encima de las olas con unas tablas de madera ovalada. Estas serían las primeras que estarían registradas. Pero aún así, Isabel Letham ostenta el honor de ser una de las primeras y todo un referente a nivel mundial en el surf femenino moderno.
Letham, que provenía de la natación. Se convirtió en una surfista muy querida y conocida por introducir al agua a muchas generaciones de niñas y niños. Durante la década de 1920 Letham vivió en California. Donde trabajó como entrenadora asistente de natación en la Universidad del Sur de California y directora de natación para la ciudad de San Francisco.
Como más tarde contó la historia, cuando tuvo el gran honor de aprender de la mano del padre del surf moderno sus primeros gritos o palabras hacia él fueron que se detuviera. Isabel no solo surfeó y aprendió del legendario Kahanamoku, sino que le gritó porque sentía que caía por un acantilado. A pesar de ello, Duke ignoró sus gritos y eso, al no quedarle más remedio, provocó que se pusiese de pie y lograse surfear su primera ola.
Ese día que aprendió, cuando Kahanamoku pidió que alguien montara en tándem con él, Letham se ofreció como voluntaria y siempre recordaría ese primer momento:
Quedó constancia de que al menos cabalgaron una ola ese día, pero eso solo fue el primer paso para la historia de Letham ya que como reconoció más tarde había quedado “enganchada de por vida”.
Cuando Letham murió en 1995, sus surfistas esparcieron sus cenizas en las playas de Manly y Freshwater. Isabel moriría a la edad de 95 años y se convertiría en un referente para siempre.
Lo que antes era una casualidad o una novedad en el agua, a día de hoy se ha convertido en algo natural. Y ya no extraña a nadie ver a chicas surfeando al mismo nivel que los chicos. Realizando maniobras imposibles o tubos increíbles y en gran parte ella tiene su granito de arena en todo esto.