Ha vuelto a suceder. HAV Surfboards, marca de tablas barcelonesa, ha subido un vídeo a su facebook grabado en la playa de la Barceloneta, el conocido spot de surf de Barcelona, donde agentes de la Guardia Urbana de la Ciudad Condal montados en sus motos sin tan siquiera quitarse el casco, usan los silbatos para llamar la atención de los surfistas que hay en el agua y les obligan a salir del agua.
Con olas que no llegaban al metro de altura, la excusa en esta ocasión fue el alto nivel de suciedad del agua por un incidente ocurrido en Badalona, aseguran algunos testigos. Pero el problema viene de lejos, ninguna administración munincipal en todos estos años lo ha resuelto. En otras ocasiones se ha echado del agua a los surfistas en Barcelona por practicar “una actividad ilícita” en pleno verano, pero las mas dolorosas e incomprensibles son las veces en que las grandes y escasas marejadas llegan a Barcelona, que con la bandera roja prohibe surfear y multa al no distinguir su legislacion entre surfistas y bañistas.
Curiosamente esa misma policia que aplica tan incomprensible ley se hace fotos con los riders de Pukas en una visita del team a la ciudad condal coincidiendo con un gran swell, como podemos ver aqui.
El argumento del Ayuntamiento con la ordenanza de convivencia en la mano, es que no hay diferencia entre un bañista y alguien que hace surf en las olas con tabla. Según el Ayuntamiento, los agentes se limitan a aplicar la ordenanza en sus artículos 66 y 67, que prohíben el baño con bandera roja con sanciones que van de los 750 euros a los 1.500. “No es una persecución. Sólo se aplica la normativa”, señalan fuentes municipales.
La actitud del consistorio es un hecho sorprendente y sintoma de desconocimiento sobre un deporte que aporta cifras millonarias de negocio allí donde rompen olas. Los números son incontestables: 11 millones de euros anuales facturados por el sector en Portugal. 800 en Australia. 7.000 millones de dólares en California. San Sebastián, una de las mecas europeas del surf, facturó durante 2010 más de seis millones de euros y el deporte de las olas dio empleo directo a 600 personas en todo el País Vasco.
Barcelona ni siquiera ha valorado aún todas estas oportunidades. Los responsables de Economía y Empresa del gobierno municipal admiten no contar con estudio alguno sobre el impacto en la ciudad del fenómeno surfero. De momento, sólo se les expulsa del agua cuando empiezan a disfrutarla. Desde aquí hacemos un llamamiento a los responsables para cambiar cuanto antes esta politica desfasada, anacronica, enemiga de un deporte olimpico e indigna de una ciudad supuestamente moderna como Barcelona, que fue sede de esos mismos juegos. Basta ya de prohibición!