2017 ha sido un año en el que los huracanes y sus consecuencias han tenido un triste protagonismo en los medios y redes por su intensidad y dureza. Aunque los modernos sistemas de alerta han evitado o reducido las pérdidas de vidas, los elementos meteorológicos, el crecimiento de la población, y establecimiento humano en las zonas costeras continúan elevando el riesgo de mortalidad. El huracán Irma golpeó el Caribe y el sureste de EEUU causando casi 100 victimas mortales, entre ellas un surfista de 16 años en Barbados que murió cuando surfeaba el oleaje producido por el ciclón tropical.
Un Huracán es por definición un viento muy fuerte originado en los mares tropicales que gira en forma de remolino acarreando humedad en enormes cantidades y que al tocar áreas pobladas suele causar daños. El término Huracán proviene del nombre que daban los Mayas al dios de las tormentas y se utiliza sobre todo para los vientos originados en las zonas caribeñas. Pero estas potentes manifestaciones de la naturaleza se dan en todas las áreas tropicales del planeta llamandose también ciclónes tropicales, tifónes (al oeste del Pacífico), baguios (en Filipinas), willy-willies (en Australia), tanios (en Haití) o cordonazos (América del Norte o Central).
La muerte de Zander Venecia en Barbados sacó a la luz un fenómeno desconocido por muchos, un aspecto de los ciclones que asolan el planeta que los surfistas llevan años teniendo en cuenta y aprovechando, en contraste con los efectos destructivos que sufren algunas zonas: El oleaje producido por los ciclones suele ser excepcionalmente potente y de calidad, y los surfistas aprovechan esas condiciones extremas de mar para surfearlas. Zonas como Nueva York, por ejemplo, acaban de sentir en sus costas la llegada del Huracan María, y el vídeo que podemos ver sobre este parrafo es testimonio del resultado: posiblemente las mayores olas surfeadas en ese estado. Este otro a continuación nos muestra al surfista profesional Ian Walsh viajando a Japón para aprovechar las olas que la estación de Tifones deja en las costas niponas.
Durante los huracanes caribeños o el Niño en el oceano Pacifico, los mismos medios de predicción que avisan de los peligros de estos fenómenos alertan a los surfistas de que oleajes inusualmente poderosos se acercan a sus costas. Y desde hace años en esas zonas los deportistas siguen la evolución de las marejadas que traen drama y también, paradójicamente, disfrute a los surfers mas extremos. Dos caras muy distintas de una misma moneda, los huracanes.
Como el Ophelia, que ha llegado a las costas europeas, a Irlanda, donde ha dejado ya al menos 3 muertos y 360.000 hogares sin luz, y puede traer el huracán y el oleaje del siglo a nuestro continente. Esperemos que no produzca mas daños ni victimas, que estemos preparados para protegernos debidamente de sus efectos y, si ello es posible y seguro, aprovechar las olas que se produzcan sin poner en riesgo la seguridad de nadie. Prudencia, cuidado y respeto por la madre naturaleza, leyes principales del Surfing.