Texto Víctor Gallego
La naturaleza nos lo pide a gritos. Nos pide, por favor, que le hagamos algo de caso y la respetemos. Hace unos días tuve la oportunidad de entrevistarme con varias de esas personas que hacen algo para que todo esto cambie, o peor lo menos, lo intentemos.
Mi sorpresa no fue todo lo que aprendí de lo que me contaron Óscar García, de Coge 3, o David Blanco, de Surf And Clean, mi grata sorpresa fueron los niños que me encontré en mi camino. Niños a los que le había calado el mensaje que personas con una filosofía o una manera de entender como nos deberíamos comprometer con el medio ambiente les transmitían.
En el caso de de Óscar, tuve la oportunidad de charlar con él hace un par de semanas acerca de varios proyectos en los que está inmerso. Pero una vez más, en esta conversación no me llamó la atención todas y cada una de las acciones que él está desarrollando. Sino que me preocupó mucho más el mensaje que me transmitía acerca de cómo nos estamos encaminando a un futuro desalentador.
En una charla muy interesante con él, Óscar me comentaba que podría decir que uno de los nuevos problemas al que nos estamos enfrentando es la aparición de guantes, mascarillas, productos de protección… en nuestra naturaleza; el cual no es nuevo, ¡el único problema medioambiental que existe es el ser humano! Hoy mismo, Siberia a 37 grados, pero claro, está lejos y no vemos el problema. Solo cuando nos pasa algo cercano lo consideramos problema, pero no nos planteamos en ningún momento que el causante es el ser humano. Solo cuando eso cambie, se podrá avanzar.
Óscar me reconocía que hablar de tiempo es muy relativo. Que a lo largo de su historia, la Tierra, ha sufrido grandes cambios. El mismo decía:
“El día que nuestro principal soporte sea el medioambiente y no una economía basada en la explotación de recursos de forma abusiva; Algo empezará a cambiar” – Óscar
Una perspectiva que me hizo ver cuan de importante es que todos nosotros empecemos a darnos cuenta de que nos encaminamos hacia un punto de no retorno. Las autoridades nos lo están diciendo, algunas con más pena que gloria. Personalidades del mundo de la ciencia ya están advirtiéndonos de que si esto no cambia el futuro es jodido. Pero lo más importante es la realidad que nos está tocando vivir y en la que si las. Por otro lado, evidentes señales que nos envía la Pachamama no son suficientes, debería serlo la pandemia mundial a la que nos estamos enfrentando.
Con David Blanco hablé de como, desde su proyecto de Surf and Clean, tratan de concienciar a la gente que todavía puede cambiar algo, los niños. David me habló de cómo enfocan las clases que imparten en diferentes las escuelas de surf y colegios. En donde a través de la empatía y la formación crean dinámicas que calan en sus alumnos y consiguen que se mentalicen con la grave situación que atravesamos.
Si los océanos cubren aproximadamente el 71% de la superficie de la Tierra, casi que esta debería de llamarse más acertadamente… Océano y no Tierra!! El trabajo de gente como David u Óscar es fundamental para que nos vayamos concienciando más pronto que tarde. Ya que está claro que los datos son abrumadores.
Cada año, 8 millones de toneladas de plástico al año acaba en los océanos y, según informó el Programa de las Naciones Unidas. Para el 2050 los océanos tendrán más plásticos que peces y el 99 % de las aves marinas lo habrán ingerido en sus sistemas digestivos.
Además, si algunos de los residuos que acaban en el mar provienen de buques y demás transportes de navegación. El 80% de toda la contaminación proviene de actividades realizadas en tierra. La revista Science publicó un estudio que si se colocara toda la basura a lo largo de las costas de la Tierra, habría cinco bolsas de la compra llenas de plástico cada 30 centímetros.
Y, algo realmente preocupante es que, el plástico tarda entre 100 y 1.000 años en descomponerse. Unos 1,5 millones de aves, peces, ballenas y tortugas mueren al año por desechos plásticos en el mar y la cantidad de basura es tal que ya han formado “islotes” de basura en algunas partes del océano. Así que… ¡el asunto pinta más grave de lo que nos imaginamos!
Todo esto debería ser un proceso de educación y deberíamos enseñar a los que de verdad van a vivir en el futuro planeta tierra, los niños. El ser humano todavía tiene una oportunidad de resarcirse de años de contaminación y destrucción. Una tarea difícil pero no imposible si todos ponemos de nuestra parte.