La ciudad Californiana de La Quinta ha rechazado el proyecto de construir la nueva piscina de olas con la firma de Kelly Slater, o lo que es lo mismo con la tecnología de Kelly Slater Wave Co. Se iba a construir en el desierto de Coachella, pero los residentes se han preocupado de lo que traería consigo su construcción.
Según han informado los responsables desde el ayuntamiento votaron contra la recalificación del terreno, lo que impede al promotor construir en el lugar. La alcaldesa de La quinta asegura que le gusta la idea de una piscina de olas y un complejo así. Pero que en otro lugar de la ciudad, espera poder verlo en un futuro.
“Creo que este es un proyecto genial. Pero no creo que esté en el lugar correcto. Y tal vez el momento no sea el mejor debido a la sequía”. – Linda Evans alcaldesa de La Quinta
Según las palabras de la alcaldesa y las quejas de los residentes, uno de los grandes problemas es la falta de agua. Que supondría un enorme gasto en un lugar donde no sobra. La piscina de olas y su área residencial estimaba una área de 6.500 metros cuadrados de laguna que hubiera necesitado 6.800 metros cúbicos de agua para llenarse.
Mientras se critíca la construcción de la ola artificial, el Valle de Coachella alberga a 120 campos de golf, lagos artificiales y otras urbanizaciones llenos de césped. Algo que ha mosqueado a los promotores de la piscina ya que aseguran que el surf Park gastaría al año 10.000 metros cúbicos. Y que un campo de golf puede gastar hasta 4.000 metros cúbicos al día .
Algo queda claro, con la evolución del clima en zonas como California en la cual muchos de sus grandes ríos se han secado por el cambio climático, la construcción de este tipo de piscinas hay que realizarlas de la forma más responsable si eso es posible o seguir investigando por la mayor sostenibilidad del entorno.
Sin Embargo tras acabar el consejo municipal los residentes de la zona seguían oponiéndose a los cambios que se proponía desde la compañía constructora. Sorprendentemente, las principales razones citadas para la denegación no fueron el uso de agua, sino el impacto en los residentes. “Me preocupa mucho que las personas que viven en esa comunidad nunca esperaron que se construyera un parque de olas”