Texto Víctor Gallego
Esta semana se ha disputado una prueba del QS (Qualifying Series) de la WSL (World Surfing League) en las playa de las Américas, Tenerife. La suerte, el trabajo, y una compañía aérea, han hecho que acabase viviendo en primera línea el circo y el espectáculo que se monta alrededor de un evento de estas dimensiones.
El Cabreiroá Pro Las Américas, es una prueba valorada como un mil quinientos, en argot del mundillo, una especie de categoría que se reparte a la ruleta del dinero en cada campeonato. Los mil quinientos, los tres mil o los seis mil, son solo los puntos que se lleva el vencedor.
Otra cosa ya es el valor, económicamente hablando, del evento. Esto ya no responde a estas cifras, sino a lo que el promotor esté dispuesto a pagar, él o las ayudas que reciba por fuera, a la empresa privada de la WSL que en función de eso valorara el evento en una categoría u otra.
El stand del evento, la visibilidad, la gente cool y los surfistas. Una reparto de película para que logren que durante una semana el paseo, en este caso el de la playa de las Américas. Esto se ha convertido en un hervidero de gente que viene y va mientras los deportistas pelean por sumar un caldero de puntos para mejorar su ranking europeo. Un circo mediático que se convierte en una magnífica inversión para la localidad en donde se celebre.
El surfing se está convirtiendo en un negocio, del que formo parte, y a veces noto que se pierde la esencia de este deporte. Una ola increíble como es la “spanish left”, que no sé porqué cojones seguimos haciendo caso a los extranjeros que atestan las islas, y no se la pone el nombre que debería ser; ¡la izquierda española!, deja alguna imagen en los campeonatos que se han disputado allí esta semana, el circuito nacional y el internacional, en las que los surfistas solo cogen el moreno en el agua.
Esta semana me vi envuelto en idas y venidas de fechas, de periodos de espera y de demás cosas que rodean al surfing, una serie de decisiones que, a veces, por el afán de cumplir con patrocinadores, expectativas de negocio o quién hostias sabe qué, se lanzan campeonatos a diestro y siniestro sin que haya alguien coherente a los mandos del barco.
Más allá de lo extra deportivo, el campeonato se hace para los deportistas, que no solo se juegan una buena cantidad de dinero y puntos, sino que los top nacionales están peleando por un puesto en la selección que representará España en el mundial más determinante de la historia, el preolímpico que se disputará en El Salvador en el mes de mayo.
Esta semana los españoles han realizado un gran papel, no hay más que ver los cuadros Ainales en los que se han metido surfistas como: Ariane Ochoa, Nadia Erostarbe, Lucía Martiño o Jonathan González.
Aun así, los españoles Jonathan González y Ariane Ochoa se han colado en las Ainales de un evento que tiene repercusión más allá de los límites de las fronteras españolas. Dos deportistas, que exentos al circo, han puesto su nombre en un campeonato que alguna puerta les deja abierta. Aunque a veces, en este deporte se cierra una puerta y… se rompe una ventana.