A veces, aunque nos cueste, descubrimos cual es el significado de la vida.
Algunos lo descubren al final de la misma, otros, al principio (afortunados ellos). Hay quien yerra y cree que el sentido de su vida es una cosa, para en el lecho de muerte descubrir el error, pero no el sentido en sí mismo. Hay quien teme errar, y tan temeroso es, que pasa toda la vida viviendo lo que a otro le corresponde.
Yo escogí hace muchos años el surf. No sé por qué. Ni soy rubio, ni soy atlético, ni soy australiano, hawaiiano o vasco, ni mi apellido es Kahanamoku (grande Duke). Creo, y no se si me equivoco, que lo hice porque siempre me ha gustado la independencia. Estoy convencido de que fui un gato en otra vida (y que volveré a serlo), porque me gusta estar solo, no me gusta compartir mis logros, salvo con los mios, y gozo del placer de conseguir las cosas por mi mismo. Creo que por eso juego al tenis, practico BTT, hago surf y soy autonomo (lo ultimo por necesidad, pero ahi está...). Me gusta sentirme solo. No significa que me guste la soledad. Donde mas a gusto estoy es en casa, con mi mujer, con mis amigos, con mi familia. Pero he de reconocer que me gusta ir solo.
Hago surf porque es facil. Miro las predicciones, me acerco a la playa. Si hay poca gente, y la espuma es buena, vuelvo a casa, recojo los bartulos y me lanzo al agua. Es sencillo: remar hasta llegar al pico. Esperar tu turno. Mientras, un par de palabras cruzadas con los que estén allí antes que tu (con suerte, pocos o ninguno). Remar, ponerte en pie y vivir. Nada mas.
Durante 20 segundos soy amo de mi destino, como decía el poema de Henley. Durante 20 segundos no hay nada mas que agua y yo. Varios metros que recorrer, a una velocidad tranquila, surcando el mar, mi mar. Fuera quedan las preocupaciones, los temores, el dolor, el cansancio, la ropa, la comida, el agua, el frio, el calor, el amor... Cuando surfeo, solo soy yo, no soy nadie mas: ni marido, ni amigo, ni hijo, ni padre, ni hermano, ni tio, ni nada. Solo yo. En mi ola solo estoy yo: ni el que la coge conmigo, ni el que se cae, ni el que intenta saltarme, ni el que entra, o el que sale. Solo yo.
Por muchas vueltas que le doy, creo que hago surf porque soy un gato, porque soy arisco cuando quiero. Sólo le debo lealtad a mi tabla, vieja y amarilla (da igual que tenga tablas mas nuevas... la vieja es la mejor). MI traje es perfecto, me aisla del frio, de los roces y del sol que no calienta. Esta hecho para mi, solo para mi. Mis musculos saben lo que hacen, pues esto lo han repetido infinidad de veces, y yo me concentro solo en ser yo mismo.
El surf es egoismo. Desde la competicion hasta el hobby: unos son egoistas porque lo quieren todo para si, porque quieren acaparar puntos, para ganar titulos y dinero. Otros porque no quieren perder la ola, quizás la ultima de sus vidas.
Sí, estoy convencido. Soy un gato. Como todos los surfistas.
Me voy al agua, se acabó la sequia. ¿Alguien se apunta?
joder que bueno son las cosas que escribes tioo.
las olas que son para mí, que dios las duplique para tí
si el cabron es muy bueno, pero se pierde mas que la 10-11... 8)
Buen relato, y ademas completamente de acuerdo
muy bueno como siempre. Hace que uno se vaya un rato del quilombo del mundo laboral y las peocupaciones. Muy bueno leerte Surfer solitario.
Saludos