Yo no empecé porque viera a alguien cogiendo olas, yo empecé porque vivía al lado del mar y un colega me contó que las olas se podían coger con una cosa parecida a una tabla de planchar, pero mas ancha y corta, un body para ser mas esactos, de color rosa y de goma completamente.
Mis primeras veces consistieron en pillar olas de orilla, de esas que terminas cerca de la toalla, todo recto y las hueveras llenas de chinos y arena, una gozada, antes lo hacía con el pecho, algo mas doloroso pero muy divertido. De crio, en en verano, solíamos sentarnos cogidos de las manos sentados en la orilla, para que las olas nos revolcaran, era alucinante, pero mas adentro esperaba lo bueno de verdad... Y cuando lo descubrí ya no hubo marcha atras...
Corrían los primeros ochenta, yo pasaba los veranos en la playa desde que tenía un año, hacía castillos de arena y siempre me los pisaba el mismo niño rubio que después tiraba bolas de arena a las niñas hasta hacerlas llorar. Cuando aquel terremoto dejaba de revolucionar a los que estábamos en la playa era porque se había metido en el agua con un corcho azul gigante que se doblaba por la mitad de lo hecho polvo que estaba, cogía espumas y se ponía de rodillas en aquel colchón...Sus padres hacían surf y eran amigos de mi hermana, también surfera. Al poco ya era amigo de aquel niño, y no tardé mucho en empezar a coger olas con un corcho de poliexpán. Me duró un verano, a base de perder el miedo y querer pillar olas más grandes un buen día aquel corcho se partió por la mitad, y en un descuido de mi hermana cogí su tabla y me puse a pillar espumas. Como era un mico, aquella single fin me quedaba como un barco, y en la primera ola ya me puse de pié. Frené cuando la quilla se clavó en la arena, je, je, y para adentro otra vez. Sólo me dió tiempo a pillar otras dos olas hasta ser descubierto por mi hermana, pero el virus ya estaba dentro. El verano siguiente ya empezó con la compra de mi primera tabla, una Nano Surfboards...
Hoy, aquel niño rubio es mi mejor amigo. De sus padres he aprendido casi todo lo que sé del Surf (su padre aún sigue entrando), y su con hermano pequeño he compartido muchísimos baños buenos. Y así hasta que el cuerpo aguante...
Es mejor tener enemigos que tener amigos tontos.