"Mete la mano hasta el fondo"... "Asi no, más al fondo"... "Ahueca la palma, cogerás más agua"... "Estira el cuello, y curva esa espalda"... "Más tensión en los brazos, relaja las caderas y aprieta las nalgas"... "Rema, rema...¡remaaa!"...
Mi mente controla mis movimientos. Lo que antes era fluidez, ahora es mecánico, si bien algo ha brotado en mi. Desconozco qué es exactamente, pero hace que no me estire tanto, que no reme tan fuerte, que en lugar de intentar la siguiente ola a la vuelta al pico, me siente a esperar una o dos mas.
Respiro hondo, mis pulmones se abren, libres al fin de humo. No, no he fumado en 32 años, ni falta que me hacía... ya fumaban otros por mi, y yo me tragaba su humo... viva la libertad. Ahora se quejan de que no les dejan fumar... Ver para creer, oir para reir. Mis musculos, ahora mas tensos que hace diez años, saben qué tienen que hacer, pero ese tintineo estúpido me impide estirarme mas, remar mas. Me acerco al pico, veo diez, quizás once figuras, negras todas salvo aquel que lleva ese horrible traje azul y amarillo fluorescente. Quizás sea el mas feo de todos, pero sin duda, es el traje que mejor se ve en el agua... ¿razón? ¿sentido común? Agito bruscamente la cabeza, intentando inutilmente hacer caer ese pensamiento de mi, despojarlo de mi masa gris.
Llego al fin al pico, no exhausto, sino cansado. La remontada ha sido dura, mas de lo que esperaba. Encima esta lluvia fina no ayuda mucho, y molesta bastante a la vista. No me importa que me moje la lluvia... joder, estoy en el agua... maldita sea mi estampa si me importase en estos momentos la lluvia. La corriente es fuerte, y la recompensa, no del todo mala. Apenas un metro y medio, pero sorprendentemente, glassy... Si, tenemos lluvia, algo de viento en tierra, pero en el mar, todo está en calma... ¿precediendo a la tempestad? La ultima vez que pasó algo parecido estuve una semana entrando al agua con mas de tres metros de columnas de agua... aquello fue... MARAVILLOSO. Ojalá se repitiera de nuevo.
Nota mental: apuntate al gimnasio. Las piernas aguantan, pero los brazos están ya para el arrastre.
Duele un poco el cuello, pero creo que es de la contractura de la postura forzada todo el dia. Ahora, sin embargo, ya no cruje (literalmente) cuando giro a la derecha. Eso que me llevo hoy, aparte de las cuatro olas hasta el momento, y el revolcon inicial. Nueva nota mental: quitar todas las vueltas al invento antes de ponermelo, que luego se lia en los tobillos. Una lucecita se enciende en mi cabeza: eso antes no me pasaba, me digo a mi mismo extrañado.
Esa vocecilla, que tanto me incomoda, que me impide estirarme mas, remar mas, correr mas, que me hace ser mas precavido... la reconozco al fin: se llama madurez, y con ella vienen los temores. Temor a las lesiones, al dolor, al fracaso. Temor a ser objeto de risas. ¿Acaso ya no soy joven? Una sombra atraviesa mi rostro, me siento en la tabla y bajo la cabeza. Miro mis manos, fijo mi vista en mis dedos, arrugados.
Tengo 32 años... ya no tengo 20 años. Estoy casado, no con novia. Un hijo de camino... ¿Estoy madurando o quizás atravesando una crisis? Aun recuerdo que podia llevarme todo el dia surfeando sin parar, sin mas complicaciones, temores, quebraderos de cabeza o responsabilidades. Mi novia, mi tabla y la playa. El resto pasaba a segundo plano. ¿Y ahora? Ahora el surf es ese segundo plano... Y hoy, el momento de liberacion inicial que creia yo, se convierte en una losa que hunde, que entierra la chispa de mi vida. ¿Tan rapido pasa el tiempo que no me he dado cuenta de ello?
Ha llegado el momento de cambiar. Dejaré el surf. Que surfeen los chavales. Seguiré con la bicicleta, quizás algun dia me atreva con el kite surf, o incluso el windsurf... pero el surf ya se acabó. No merece la pena alargar y estropear algo que me trae tan buenos recuerdos. Mejor ahora, que el sabor que deja en la boca es agradable, que no mas en adelante, cuando sea amargo.
Miro al horizonte, y como siempre, fiel a mi, se me acerca. Mi ultima ola. Quizás no lo sea, tal vez si. Es un bonito momento para inmortalizar en una foto. Al menos la imagen será mental. Y cuando dentro de diez años sienta añoranza, con recordar este momento, me sentiré bien.
Respiro hondo. Me voy tumbando poco a poco, lentamente. Mientras lo hago, mis piernas giran mi cuerpo, mi tabla, hacia la costa. Una rapida mirada a izquierda y derecha, y veo que mi posicion es la de preferencia en el pico. El del traje azul y amarillo fosforito empieza a remar. Chaval, te falta mucho por aprender, estás malgastando energias... Sonrio al caer en la cuenta de que la experiencia es un grado. Miro hacia arás, y el muro de agua se empieza a levantar hacia mi. Me pilla algo adelantado, pero con esperar un poco corrijo la posicion... Ahora. Remo poco a poco. Mis piernas se mantienen firmes en la tabla, solo mis brazos dan traccion y movilidad. Noto como se me empieza a levantar el culo, voy adquiriendo velocidad, un poco mas. Respiro hondo. Éste es mi momento. La tabla comienza a surcar la ola. Mis manos se dirigen a los cantos, y las piernas se ponen rigidas, preparandose para lo que les toca hacer. Aprovecho ese escalon que hay siempre, esa caida ligera al agua de la tabla para ponerme en pie. Experiencia... llevo muchos años haciendolo. Es mecanico. Ya mi mente no dice nada. Solo me concentro en la remada inutil del chorizo azul y fosforito, intentando suplir con musculo y fuerza bruta la tecnica. Parece que lo consigue. Bien por el. Una rapida mirada al frente, para no perder el norte. Vacio, no hay nadie. Sigo pendiente a la tabla, al muro de agua y al chorizo que ha conseguido ponerse en pie, y lucha a patadas por estabilizarse en la ola. Yo aun sigo en posicion semitumbado. Llega ese golpe, esa caida. Mis piernas la estaban esperando, y se posicionan. Ya estoy en pie. Una señal de alarma. Algo no va bien. Vista al frente de nuevo. Si, lo veo: conté diez, quizás once, y faltaba uno. Ahora entra por el pico, pobre iluso. Ha soltado la tabla y se zambulle en el agua, asustado con lo que viene hacia el. Presion en el canto derecho y subo lentamente por la pantalla. No es dificil. Miro hacia atrás, y veo a nuestro chorizo estamparse contra la tabla del llanero solitario. Se veia venir: poca estabilidad, pies muy juntos...
Toca disfrutar mi ola. Porque es mia. No porque la haya comprado, ni porque la haya heredado. Ni porque lleve surfeando en esta playa veinte años. Es mia porque ella me ha elegido. Así, sin mas. Le estorbaba el chaval de amarillo y azul, y ha hecho todo lo posible por quitarselo de encima. Y ahora estamos los dos solos. Ella y yo. Sé que me conoces, que no voy a intentar destrozar tu precioso labio con reentrys, ni floaters... hoy no. Hoy toca surcar, navegar. Te pido perdon por las tres heridas de mis quillas en tu costado, pero sin ellas seria muy dificil surfear. La ola me entiende, y me perdona. Me compensa con algo mas de pantalla. Ajusto la pierna delantera un poco mas al centro, y presiono un poco mas. Cojo velocidad. Cada vez voy mas rapido. Me agacho un poco, solo un poco. No me duele nada, no me cuesta ningun esfuerzo. Estiro mi mano derecha, y mis dedos rozan sutilmente la pantalla. Hay que aprender a hacerlo bien. Es como rozar el pecho de una mujer. Nada de presion, nada de violencia, solo una caricia, una suave, prolongada y dulce caricia. La velocidad se incrementa, y poco a poco veo el final.
Me despido de mi ola, quizás hasta la proxima, quizás hasta siempre. Un amigo dice que un surfer solo surfea una ola en su vida. Que esa ola vuelve una y otra vez a ti, para conoceros, disfrutar, respetaros y haceros felices. No se si tiene razon o no. Lo que si es cierto es que hoy creo que la tiene. Esta ola me conoce, por eso crece en su ultimo trecho, cojo mas velocidad, y justo en el ultimo momento, se abre un hueco en el labio, justo sesenta centimetros, para que pase sin partirlo, sin violencia. Caigo al agua. Me hundo irremediablemente. Mi ola desaparece en la orilla. Quizás para siempre, quizás para otro. Quizás solo para mi.
Y es ahora, justo cuando me hundo en el agua fria, cuando descubro lo que me pasa: tengo 32 años, si, pero de ellos 18 son de surf. Tengo una esposa, que antes fue mi novia, con la que comparto mi vida. Y la vocecita que me taladra la cabeza es mi sentido comun, el menos comun de los sentidos, diciendome que o voy al gimnasio, o surfeo mas, porque mi estado fisico es deplorable. Asi que menos cervecitas y tapas, y mas olas. No, no voy a dejar el surf. No sería yo.
Sonrio. Miro al horizonte y se levanta de nuevo una pantalla. Algo por dentro me invita a volver al pico, a seguir surfeando. Siento como si me guiñara un ojo. ¿Acaso nos conocemos? Creo que si. Adelante pues.
impresionante, emotivo, alentador, me deja sin palabras.
Con solo leer esto me han entrado unas ganas increibles de surfear y progresar.
espero que esto que has escrito sea solo un texto y no abandones el surf.
muchas gracias Surfer Solitario.
un saludo
Deberias escribir un libro con ese don que tienes... la poesía del surf...
Más allá de una ola, se juntan el cielo y la tierra
Hola Solitario qué tal...? Espero que estés bien... 😉 Muy bonito, quería decirte que me ha gustado mucho, pero sobre todo quería decirte que cada vez siento más todo esto que dices y yo pienso que para mí cualquier verano podría ser el último, igual es este, quién sabe...? Sabes que pasa...? He llegado a la conclusión de que no son los años los que hacen mella en nosotros/as, si no la vida que llevamos y el espíritu que tengamos para aguantarlo todo, por supuesto, cada vez nos alejamos más del mar y cada vez tenemos menos tiempo para nada, luego ya nada es como antes o pocas cosas, cada vez tenemos más responsabilidades y cada vez estamos más cansados/as, más trabajo, más preocupaciones, etc...Al final de todo, creo que solo queda una esperanza, yo me apoyo en que de una manera u otra tal vez siempre siga surfeando, dicen que un surfero/a de verdad nunca deja de hacer Surf y siempre vuelve a la orilla, igual si no lo hace físicamente, lo puede hacer toda la vida en sus sueños o en sus recuerdos, en playas que incluso ya casi han desaparecido o con gente que ya hace muchos años que ya no van por la playa y bueno, no sé, a mal dadas, si el mar se nos queda muy lejano, si huye de nosotros o la vida hace que parezca inalcanzable, siempre hay una cuesta cerca de casa para pillar una ola y que nuestro espíritu surfistico descanse esa noche tranquilo hasta la próxima vez que volvamos a la playa, hay veces que se nos desmadra y vemos olas en los sitios más inverosímiles, es de risa, en fin... Espero que la vida nos trate bien y nos afloje un poco las cargas o que nos de un poco de tiempo para poder respirar, más tarde o más temprano, si no es de una manera, de otra, siempre volvemos al mismo sitio, no hay otra solución, yo lo sé muy bien, al sitio donde sabemos que pertenece nuestra alma...Un saludo muy grande Solitario, un saludo enorme también a todos esos/as veteranos del Surf que siguen ahí, con más o menos tiempo, mejor o peor que antes, pero que sigen ahí, al fin y al cabo, por muy dura que venga la vida y como no, a todos/as surfers, para que este sea por fin nuestro verano INTERMINABLE... 😉
"Más allá de una ola se juntan el cielo y la tierra..."
Me encanta!!! Fiel y que te toca la fibra 🙂
Outside of a dog, a book is man's best friend. Inside of a dog it's too dark to read.
Groucho Marx
http://img256.imageshack.us/img256/2775/logoex.gif
hay algo que me desconcierta en tu relato...algo que no consigo descifrar en este para mí, nuevo mundo de la cultura surf. Más aún cuando llevo algún tiempo buscando con esperanza y con ilusión tener algo que en mi opinión no dañaba a nadie ...pero no!!! me equivoqué y ahí va mi pregunta...(redoblee!!!) Es una manía personal el rollo del neopreno chillón de colores o es una ley /regla no escrita dentro del surf que hace de los que los llevan "chorizos" (jajajajja) y lo digo con total sinceridad y inocencia tío por que yo me estaba mirando un rip curl blanco y negro y pensaba que daria un poco el cante pero que me gustaba y que asi seria mas visible en el mar, un medio donde aun no me veo demasiado seguro. lo que no quiero es meterme en el agua y que me odien por esta pequeña como diriamos, tonteria?
Tambien cabe la licencia literaria que arropa el contenido de lo que es realmente importante en tu relato que creo es: una forma de vida, el surf, frente a todo lo demás , incluso el paso del tiempo.
En fin sácame de esta desazónnnn jajajajajjaj!!!!!!
Por lo demás excelente relato!!
El mejor traje de neopreno que he visto en mi vida ha sido un Gul azul electrico, naranja fluorescente y amarillo, tambien fluorescente. ¿Por que? Porque en caso de que te pase algo, es mucho mas facil reconocer en el mar una tabla blanca, y estos colores, que una preciosa tabla azul, un neopreno negro, o con colores de camuflaje...
Con respecto al escrito... si te sientes solo, abandonado, quizás necesites volver a tus origenes. A lo mejor descubres un viejo y anticuado punto de vista, prisma por el que verás todo de un nuevo color...
Se puede decir mas alto pero no más claro, gracias por contestar
Genial el relato, sin palabaras.
Lindo lo que escribiste, y me dejo pensando....
Que bueno, yo tengo 20 años, y recien comienzo en el camino!!! no aguanto el momento en que mi ola me elija y empezar a conocerla.
Termine de leer esto y le dije a un amigo que se compre la tabla porque en 3 semanas nos vamos para la costa muajajaja! Lastima q aca en argentina es invierno, pero no hay nada q un 4 3 no solucione.
Gracias a todos los veteranos con su experiencia por mostrarnos este mundo, uds son los que metieron la chispa en mi desde la primera vez que fui a una playa y los vi.
Estallando desde el oceano.